
Muchos objetos y prendas de nuestro día a día tienen detalles o peculiaridades que esconden alguna curiosidad muy interesante.
Hoy revolvemos los misterios y te contamos los datos más curiosos que esconden algunas de las prendas que guardas en tu armario.
Mini bolsillo de los jeans
Lo has visto muchas veces y seguro que más de una vez le has intentado sacar alguna utilidad sin éxito.
Este pequeño bolsillo es una particularidad que tiene su origen en el siglo XIX, cuando las prendas vaqueras eran utilizadas precisamente por los cowboys y buscadores de oro de California.
Este «quinto bolsillo» se utilizaba para guardar los relojes de bolsillo, tan de moda en esos tiempos, sin que se moviera y sin que corriera peligro de romperse.
Tiempo después, a principios del siglo XX, cuando el reloj de bolsillo se paso de moda, comenzó a utilizarse para guardar los mecheros Zippo.
El pompón de los gorros
Se dice que los primeros pompones se observaron en los gorros de los vikingos, entre los siglos VIII y XI. En épocas más recientes, los hemos podido ver en gorros de todo tipo, como en los de los clérigos y soldados, y eran un elemento identificador.
Pero centrándonos en los pompones de los clásicos gorros de lana, se dice que eran para evitar que marineros y pescadores, que vestían estos gorros muy a menudo durante sus faenas en alta mar, se golpearan la cabeza con los techos bajos del barco.
Los botones de las blusas
Si te has fijado en estas prendas, habrás visto que las blusas «femeninas» llevan los botones en el lado izquierdo, mientras que las masculinas lo hacen en la derecha. Y te preguntarás, ¿por qué es así?
Antiguamente, el lado en el que estaban los botones permitía conocer el estatus social de la persona. En el caso de las mujeres de las mujeres de clase alta, las vestía una doncella a la que le era más cómodo abrocharlos si estaban en el lado izquierdo.
En cuanto a las camisas de los hombres, los botones se encontraban a la derecha para que estos pudieran desabrocharse con la mano izquierda y tener la derecha libre para blandir la espada en caso de necesitarlo.
A pesar de que ahora la gente se viste sola y no va con espadas por la calle, parece que este diseño sigue con nosotros.
Los remaches de los vaqueros
Probablemente siempre hayas creído que se trataba de un motivo de diseño y decoración, pero la verdad es que estos remaches tienen un origen bien diferente.
Era 1873 y en aquella época los trabajadores del campo o las minas vestían vaqueros para realizar su trabajo y muchas veces se les rompían al poco tiempo.
La mujer de uno de estos trabajadores acudió a un sastre, para consultarle si tenía algún truco para que los vaqueros de su marido aguantaran más. Al sastre, Jacob Davis, se le ocurrió poner una serie de remaches metálicos en los lugares donde la prenda tenía que soportar más tensión.
Tras el éxito de este nuevo diseño, Davis buscó un socio para conseguir la patente, dando con Levi Strauss (¿os suena?). Desde entonces, todos los vaqueros los llevan.
Botones en las mangas de las chaquetas
Hoy en día, que las mangas de las chaquetas tengan botones nos parece de lo más normal, pero seguro que no sabías que en realidad éstos no sirven para nada y por eso antiguamente no eran tan comunes.
La persona que puso este detalle de moda fue, nada más y nada menos, que Napoleón Bonaparte, por razones estéticas y de buena educación.
Antes los zapatos eran iguales
Seguro que alguna vez has ido con prisa y te has calzado los zapatos intercambiados, experimentando una gran incomodidad. Sin embargo, esto no suponía un problema para las personas anteriores al siglo XIX.
El calzado nació hace muchos siglos con el objetivo de proteger el pie al caminar y con el paso del tiempo se le añadieron suelas, cierres, tacones y demás accesorios, eso sí, no se distinguía entre pie izquierdo y derecho, por lo que las hormas eran rectas y exactamente iguales.
No fue hasta bien entrado el siglo XIX cuando comenzaron a diferenciar de forma más clara las hormas para cada uno de los pies, con una forma curva que aportaba mayor comodidad.
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Hoy podrás decir, que tras leer el último artículo de 5àsec, te irás a la cama sabiendo algo nuevo.